lunes, 21 de febrero de 2011


El Cantábrico, mar de pescadores, incluso de los mas pequeños. La suave luz de media tarde desde atrás dió luz suficiente para conseguir toda la variedad de colores.





En un rincón, olvidadas, ajadas por el duro trabajado, tuvieron una nueva oportunidad de demostrar que podían dar algo mas, solo había que mirar. Postprocesada para eliminar la tonalidad fría y aumentar el volúmen contrastando los negros.





Cuando la maréa cede, nos deja un sinfín de lienzos de infinitos colores. Imgen tomada a la caida del sol en San Vicente de La Barquera, directa sin postproceso y en modo automático, que, en muchas ocasiones, realiza un trabajo estupendo.




La arquitectura moderna siempre ofrece múltiples posibilidades por su reiteración, en esta ocasión, además, me llamó la atención la luz que llegaba lateralmente ofreciendo volúmen a una imagen, en principio, bastante plana.




El rojo siempre nos atrae, si además nos ofrece sabor y textura, solo había que enfocar y disparar multiples fotos para quedar una que satisfaciera los sentidos.

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